Esta vez le tocó al yayo demostrarnos como dentro de su cuerpecito de quinceañero puede caber tanto amor por su "Andrea". La manera en que le acaracian su pecho de pollito nos deja claro que es amor del bueno, claro, sin contar tambien la carita en extasis del recien estrenado. Lo único malo de la foto es que se ve al Angel al fondo jalando al yayo para entrarle también al agasajo. Ahhh pinche yayo, "chiquito pero picoso". Comandante Mantequitas |
sábado, julio 23, 2005
Chiquito pero picoso!!!!...
jueves, julio 21, 2005
Morir de noche...
Voy a cambiar la motherboard y la memoria de mi maquina, porque de plano ya estan chafeando, asi que si me desaparezco varios dias, lo mas seguro es que ya acabe de darle en la madre....si esto pasa, lo mas seguro es que me lanze a la feria del mezcal a llorar mis penas...si no...tambien me lanzare para alla....pos a festejar...
mientras sigan publicando
by el-ke-ky-chu
mientras sigan publicando
by el-ke-ky-chu
martes, julio 19, 2005
Manual para canallas
Divagando por la red, me encontre un poco de prosa infernal, ahi se las encargo...atte. el kekychu
Roberto G. Castañeda: Manual para Canallas
Un álbum lleno de olvidos
Cuando era niño siempre soñaba que alguien me perseguía pero que siempre me escapaba volando. Si me preguntan qué significaba eso, no sabría responder a ciencia cierta, pero creo que tenían que ver con mis miedos, con esa eterna sensación de fragilidad.
Nunca he sido un tipo duro, aunque a veces me comporte como Arturo de Córdoba en uno de sus dramas costumbristas. Educado por una madre que se debatía entre su decepción ante la vida y el compromiso de trabajar 18 horas al día, no es de extrañar que sea un hombre emocionalmente vulnerable.
De por sí flaco como quincena de burócrata, mi esqueleto emocional es tan sólido como las promesas de un político en campaña. Desde chavito quise ser muchas cosas, como muchos de mi generación: doctor, piloto como Meteoro en su Match 5, astronauta, cantante de rock, portero del Cruz Azul, padrote, millonario, vagabundo... pero me sobraban sueños y me faltaron oportunidades.
Por eso es que acabé como inventor de mentiras, como arquitecto de castillos en el aire, como un tipo que nunca ha llegado a ningún lado. Gran parte de lo que no pude ser se lo debo a mi falta de carácter, pero no por eso se acaba el mundo.
Por eso cuando me reconozco como un canalla, como un cretino, como ese pobre imbécil que está lleno de resentimientos, asumo que es la herencia genética de mi padre. Puede sonar injusto, pero así lo siento.
Mi padre es un retrato en el álbum de mi madre. También es la ausencia que marcó mis rumbos. Él nunca me enseñó a tocar la guitarra, ni a patear un balón y mucho menos la tabla del cuatro. No, él sólo se empeñó en ser un huésped del olvido.
No estuvo en mis cumpleaños, no me dijo que masturbarme era sano, ni me recomendó que el condón evita que eches a perder tu vida, como tampoco me orientó a la hora de elegir una carrera. Es más, si hemos de ser directos, hay que reconocer que siempre fue un ojete.
No se puede ir por la vida regando hijos y olvidarse de que también comen. Y es que durante muchos años ni se preocupó por darnos una pensión digna. Mi madre tuvo que vender sopes, lavar ajeno, educar a cuatro niños, dormir cansada en las madrugadas, sufrir porque no completaba la renta, y todavía llorar porque un imbécil le marchitó el corazón antes de tiempo.
Por fortuna, mi madre nunca perdió el tiempo con telenovelas; a lo más que llegaba era a comprar el Libro Semanal, pero nunca me dejaba leerlo. Ahora la comprendo. En la secundaria siempre era el último al que escogían para los partidos de futbol. Ahora todos mis ex compañeros empiezan a quedarse calvos y tienen tarjetas de crédito, pero también amenazas de embargo.
Las chicas nunca me sonreían ni bailaban conmigo en las tardeadas. Hoy todas están gordas y tienen cuatro hijos y pelean con sus esposos porque sienten la rabia de haber desperdiciado los años.
Nací desorientado, me educaron para mantenerme callado, nunca he tenido casi nada, pero un buen día pierde el América y me siento recompensado. Los libros, el alcohol barato, la poesía de Sabines, el cine, las traiciones, la pasión, el rock, me han convertido en un tipo cínico y arrogante que nunca ha triunfado en ninguna parte.
Quiero emborracharme demasiado algunas noches, escuchando las risas en los bares, besando los labios del pecado, yendo tambaleante al baño, pensando siempre en el pasado sin preocuparme por el futuro, caminando por túneles oscuros y llegando tarde a todos lados.
En fin, viviendo con oficio de canalla, sin lazos sentimentales, cotizando bajo en la bolsa de trabajo, durmiendo de día, muriendo un poco cada madrugada y sabiendo que el amor no es más que el estribillo de una pinche balada o un túnel de tristezas, aquella almohada con el aroma de la ausencia.
Roberto G. Castañeda: Manual para Canallas
Un álbum lleno de olvidos
Cuando era niño siempre soñaba que alguien me perseguía pero que siempre me escapaba volando. Si me preguntan qué significaba eso, no sabría responder a ciencia cierta, pero creo que tenían que ver con mis miedos, con esa eterna sensación de fragilidad.
Nunca he sido un tipo duro, aunque a veces me comporte como Arturo de Córdoba en uno de sus dramas costumbristas. Educado por una madre que se debatía entre su decepción ante la vida y el compromiso de trabajar 18 horas al día, no es de extrañar que sea un hombre emocionalmente vulnerable.
De por sí flaco como quincena de burócrata, mi esqueleto emocional es tan sólido como las promesas de un político en campaña. Desde chavito quise ser muchas cosas, como muchos de mi generación: doctor, piloto como Meteoro en su Match 5, astronauta, cantante de rock, portero del Cruz Azul, padrote, millonario, vagabundo... pero me sobraban sueños y me faltaron oportunidades.
Por eso es que acabé como inventor de mentiras, como arquitecto de castillos en el aire, como un tipo que nunca ha llegado a ningún lado. Gran parte de lo que no pude ser se lo debo a mi falta de carácter, pero no por eso se acaba el mundo.
Por eso cuando me reconozco como un canalla, como un cretino, como ese pobre imbécil que está lleno de resentimientos, asumo que es la herencia genética de mi padre. Puede sonar injusto, pero así lo siento.
Mi padre es un retrato en el álbum de mi madre. También es la ausencia que marcó mis rumbos. Él nunca me enseñó a tocar la guitarra, ni a patear un balón y mucho menos la tabla del cuatro. No, él sólo se empeñó en ser un huésped del olvido.
No estuvo en mis cumpleaños, no me dijo que masturbarme era sano, ni me recomendó que el condón evita que eches a perder tu vida, como tampoco me orientó a la hora de elegir una carrera. Es más, si hemos de ser directos, hay que reconocer que siempre fue un ojete.
No se puede ir por la vida regando hijos y olvidarse de que también comen. Y es que durante muchos años ni se preocupó por darnos una pensión digna. Mi madre tuvo que vender sopes, lavar ajeno, educar a cuatro niños, dormir cansada en las madrugadas, sufrir porque no completaba la renta, y todavía llorar porque un imbécil le marchitó el corazón antes de tiempo.
Por fortuna, mi madre nunca perdió el tiempo con telenovelas; a lo más que llegaba era a comprar el Libro Semanal, pero nunca me dejaba leerlo. Ahora la comprendo. En la secundaria siempre era el último al que escogían para los partidos de futbol. Ahora todos mis ex compañeros empiezan a quedarse calvos y tienen tarjetas de crédito, pero también amenazas de embargo.
Las chicas nunca me sonreían ni bailaban conmigo en las tardeadas. Hoy todas están gordas y tienen cuatro hijos y pelean con sus esposos porque sienten la rabia de haber desperdiciado los años.
Nací desorientado, me educaron para mantenerme callado, nunca he tenido casi nada, pero un buen día pierde el América y me siento recompensado. Los libros, el alcohol barato, la poesía de Sabines, el cine, las traiciones, la pasión, el rock, me han convertido en un tipo cínico y arrogante que nunca ha triunfado en ninguna parte.
Quiero emborracharme demasiado algunas noches, escuchando las risas en los bares, besando los labios del pecado, yendo tambaleante al baño, pensando siempre en el pasado sin preocuparme por el futuro, caminando por túneles oscuros y llegando tarde a todos lados.
En fin, viviendo con oficio de canalla, sin lazos sentimentales, cotizando bajo en la bolsa de trabajo, durmiendo de día, muriendo un poco cada madrugada y sabiendo que el amor no es más que el estribillo de una pinche balada o un túnel de tristezas, aquella almohada con el aroma de la ausencia.
El hombre que hablaba con las camionetas...
lunes, julio 18, 2005
domingo, julio 17, 2005
A que me llevo el carro...
Comandante Mantequitas. |
viernes, julio 15, 2005
Amor del bueno.....
sábado, julio 09, 2005
LA MORE DICE ME DAN ASKOOOOOOOO..............:
QUE PUTOOOOOOOSSSS SE VEN ESOSO DOS GYS LA NETA QUE PUERKOOOOSSSS QUE ASKOOO ME DAN. ES QUE CHEKEN SUS CARAS DE ESTOS DOS PUÑALES, LLENOS DE FELICIDAD, LLENOS DE AMOR LLENOS DE TODOOO POR QUE HABIAN TRAGADO HASTA LA MADRE, EN EL FAMOSO GOYITOS, Y LOS VEO Y NO LO CREO LA NETAAAAA QUE PUTOOOOOSSSSSSSSSS PAUQE NO BRINQUEN Y NO SALTEN PUTOSSSSSS DIJERA MOLOTOV A QUE MUCHACHOS BUENO ENTRE COMILLASSSSSSSS KAMARA SALUDOS A LA BANDA Y BUENO OJALA Y NO SE PONGAN OTRA VEZ IGUAL AHORA QUE VIENE LA FERIA DEL MEZKAL JAJAJAJAJA SALUDOS ATENTAMENTE LA MORE...................... ME DAN ASKOOOO VOY A IR A VOMITAAAAAAAARRRRRRRRRRR GUUUUUAAAAAAAKKKKKKK
domingo, julio 03, 2005
Suscribirse a:
Entradas (Atom)